lunes, 3 de junio de 2013

UN ARTÍCULO DE "LA VANGUARDIA" (II)... DE 1919.

DAMAS CATALANAS ILUSTRES  (II)... (Continuación)

                                               **
Era don Luis Cornel otro noble aragonés de muy ilustre familia, tanto, que por su madre doña Beatriz de Cardona, descendía del mismo rey de Aragón. Era también primo hermano de la condesa doña Violante de Arenas, que estaba casada con don Alonso, hijo del Infante Don Pedro, que era marqués de Villena. Don Luis Cornel, desde sus mocedades, había profesado á Doña Brianda de Luna un amor que fue siempre plenamente correspondido por ésta, pero razones de Estado é intereses, ó, mejor dicho, ambiciones de familia, hicieron que el idilio amoroso fracasara y Doña Brianda fuese esposa del de Urrea. Pero como don Luís no des mentía la constancia y tesón de su raza aragonesa, como había dado y recibido ¿un juramento de Doña Brianda doncella, no se consideró jamás desligado del mismo, ni tampoco tuvo por libre de él á la que en la fecha indicada era esposa legítima de don Lope Ximenez de Urrea. Y así, mientras Doña Brianda presentaba su demanda de divorcio, ó mejor, de anulación de su matrimonio, don Luis armaba sus mesnadas, fortificaba sus castillos y reunía una hueste considerable para llevarse de grado ó por fuerza á la que, ante Dios y ante su conciencia, consideraba como suya. No sabemos que ningún novelista ni dramaturgo hasta hoy haya aprovechado un argumento tan teatral ni tan interesante como el de estos amores, en que la firmeza y tesón del amante no desdicen de la energía y tesón de la dama… En un escenario como el de las campiñas aragonesas, en plena Edad Media y entre un ambiente feudal, aristocrático y ceremonioso, como era el de la corte del rey Don Pedro III, las figuras de doña Brianda y don Luis adquirían un vigor y un relieve shakespiriano.  Por primera vez en su vida el astuto y redomado “rey del Punyalet” se halló perplejo y sin acertar a resolverse en favor de Lunas, Corneles, ni de Urreas. Todos eran, más o menos, de buena sangre y casa, como hemos visto, y fallando en favor de unos era evidente que se acarreaba el disgusto de los otros. Su hijo primogénito, el príncipe don Juan, duque de Gerona y heredero del trono, era gobernador del reino y él era quien, contaba con medios más eficaces para hacer dictar una sentencia, ya en favor de doña Brianda, ya en pro de don Lope de Urrea. Y aquí, hace notar un historiador, ocurrió que el príncipe Don Juan vio muy claro que unos y otros intentaban que favoreciese sus respectivas pretensiones, pero cargando únicamente en él toda la responsabilidad del desafuero. Pero tanto pudieron las instancias de toda la familia real, y especialmente la de su hermano don Martín, que accedió á tomar bajo su protección y custodia a doña Brianda para librarla, desde luego, de la iras de su marido, que había jurado pasarle el corazón con su daga. A tal intento don Joan entregó a Brianda a don García López de Sesse, varón anciano y casado, que residía en su castillo de Oliete, de donde hizo jurar que no permitiría "que nadie la arrancase de su lado, a no ser la persona que el príncipe ordenase. Hecho esto, encomendóse la causa del divorcio al arzobispo de Zaragoza; pero los Luna y los Cornel pusieron, el grito en el cielo por el parentesco que el prelado tenía con los Urrea, lo que podía ser causa de una sentencia parcial. Don Juan propuso entonces que se remitiera el asunto al cardenal de Aragón, lo que aceptó el arzobispo muy gustoso y los Luna y los Cornel algo por fuerza.

3 comentarios:

  1. La grafía y algunos lapsus corresponden al artículo original.

    ResponderEliminar
  2. "No sabemos que ningún novelista ni dramaturgo hasta hoy haya aprovechado un argumento tan teatral ni tan interesante como el de estos amores, en que la firmeza y tesón del amante no desdicen de la energía y tesón de la dama…"
    Este redactor de "La Vanguardia" no sabía de la existencia de una obra de teatro titulada "Doña Brianda de Luna", drama en cuatro actos de José María Huici, publicada en 1840 y de la que hablaremos en otra ocasión.

    ResponderEliminar
  3. " Y aquí hace notar un historiador..." cuyo nombre el autor del artículo no cita y que se trata seguramente de Don Jerónimo Zurita, de cuya obra en relación con Brianda hablaremos más adelante también.

    ResponderEliminar