martes, 22 de noviembre de 2016

MARÍA DE LUNA, HERMANA DE BRIANDA DE LUNA...



MARÍA DE LUNA (1358-1406) (I)
Carmen Sanchez Gonzalo

REINA CONSORTE DE ARAGÓN
María de Luna pertenecía a un escogido linaje, una de las ocho casas más importantes del reino, y fue la única reina consorte aragonesa que tuvo Aragón.
Nacida, con toda probabilidad, en Pedrola en 1358, era la primogénita y heredera del conde Lope de Luna, señor de Segorbe, y de Brianda de Agout, hija del gran senescal de Provenza.
Si los Luna eran un linaje indiscutible en Aragón, la familia materna, los Agout eran una destacada familia de Provenza que reclamaba la titularidad del desaparecido Imperio Latino de Constantinopla.
Lope de Luna emparentó con la familia real al casarse en primeras nupcias con Violante, hija de Jaime II de Aragón. Después de la batalla de Épila, el rey Pedro IV concedió a Lope de Luna el título condal. Esta categoría nobiliaria no la había recibido nadie hasta entonces en Aragón fuera del rey.
Estas circunstancias convirtieron a María en cabeza de uno de los patrimonios señoriales más destacados de los reinos de la Península Ibérica.
Su alcurnia y patrimonio además de la estrecha relación del rey con Lope de Luna hizo que éste la escogiera como esposa de su segundo hijo.
Por otra parte, Lope de Luna en un minucioso y prolijo testamento dispuso que su heredera debía casarse con un rey o hijo de rey. El testamento manifiesta la gran importancia que don Lope concede a la estirpe. Establece también la condición de que doña Brianda d’Agout permanezca casta durante su viudez y no se case de nuevo (¡…!)
El rey Ceremonioso quería una noble y rica heredera para su hijo.
Su primer intento, en 1360, fue concertarle un matrimonio con Juana de Xérica, tercera hija de Pedro de Xérica. Sin embargo, el acuerdo quedó invalidado porque, al parecer, el astuto monarca reconsideró sus opciones y acabó maquinando la forma de reclamar el señorío de Xérica para si mismo.
Como había anticipado el conde en su testamento, doña María atrajo la atención de Pedro el Ceremonioso y un año después la novia elegida para el infante era ella. De este modo, el rey recompensaba la fidelidad de Lope de Luna y de los suyos en el todavía reciente conflicto de la Unión y comprometía a su hijo con la más noble, rica y prestigiosa estirpe de Aragón, lo que incrementaba su capacidad para enfrentarse a la problemática nobleza aragonesa.
Muerto el padre, es la madre de María la que aparece concertando el acuerdo matrimonial con el rey y la reina. Los soberanos acordaron con Brianda d´Agout que cuando la condesa María cumpliese ocho años sería entregada a la reina Leonor de Sicilia, para que fuese educada en la corte, en espera de celebrar su matrimonio a la edad de catorce años.
Se adjudican a la pareja las propiedades de Elche y Crevillente en Valencia y Pertusa, Berbegal, Bolea y Biel en Aragón. La condesa María recibiría las rentas de Berbegal, Bolea y Pertusa, de acuerdo con la costumbre aragonesa de hacer un regalo de bodas a la novia.
Tan seguro estaba el rey de la conveniencia de esta unión familiar que incluso se estipulaba que, si María moría antes del matrimonio, el infante se casaría con la hermana menor, Brianda. En ese caso Brianda heredaría el título y no podía comprometerse hasta ver casada a su hermana. Si el infante Martín moría antes del matrimonio, María sería comprometida con una persona apropiada del círculo real.
En el ambiente cortesano de la tercera esposa del rey Ceremonioso, la joven condesa creció junto a su futuro esposo, el infante Martín, adquiriendo ambos una formación intelectual acorde con su rango.
Según la costumbre de la época una buena esposa debía ser religiosa, piadosa, sumisa, casta, con buenos modales y dedicada a la administración de la casa y cuidado de los hijos. María cumplió todos los requisitos.
Hablaba aragonés, catalán, latín y algo de castellano. Sentía un gran interés por las lecturas piadosas y una gran afición musical. Las damas aprendían también a jugar al ajedrez y otros juegos elegantes, a montar a caballo y practicar el bordado, el canto y la danza. María fue también experta en tareas administrativas, tan necesarias para gestionar personalmente sus estados.
Contrajo matrimonio con el infante en Barcelona, el día 13 de Junio de 1372. Ambos se conocían muy bien, se habían educado juntos.
Bruniquer recogió en sus Rubriques el itinerario de la novia, que salió del palacio real y recorrió las calles de Apotecarios, Regomir, Ancha, y del Mar hasta su destino, la catedral de Barcelona. Pedro el Ceremonioso no olvidó comentar este episodio familiar en su Crònica. Veinticuatro años separan la celebración del matrimonio de María y Martín de su ascenso al trono de Aragón en 1396.
Juan I, a la muerte de Pedro IV, concedió a su hermano menor el título de duque de Montblanc, cediéndole en 1380 el reino de Sicilia.
En los primeros años de matrimonio Martín y María tuvieron cuatro hijos: Martín, Jaime, Juan y Margarita. Sólo sobrevivió el primogénito, Martín el Joven.
Vivieron alejados de la corte durante los años en que la presencia de Sibila de Fortiá les hizo la vida difícil.
La vida en común durante estos primeros años se caracterizó por una relación personal de fraternal afecto, un trato siempre cordial, respetuoso y confiado. No parece que el infante Martín amara a su mujer con pasión. Ni tampoco a otras mujeres, solamente se le conoció una amante en los años en que estuvo separado de su esposa. Esta falta de ardor conyugal sería decisiva en su futuro.
La guerra feudal que desencadenó Brianda de Luna, hermana menor de María, fue un episodio típico del mundo en que se movía la alta nobleza, a la que Pedro IV conocía muy bien. Tuvo que advertir a su nuera que no interviniera en el asunto. Y es más: advirtió a María y Martín que si querían su colaboración en el enredo de Brianda de Luna debían estar dispuestos a rendir público homenaje a la nueva reina Sibila de Fortiá.
Frente a esto, María de Luna se tragó su orgullo y el 30 de enero de 1381, ella y su madre ocuparon puestos de honor en el desfile de coronación de doña Sibila en Zaragoza. A lo largo de este episodio (*), María hizo todo lo posible para apoyar a su hermana, sin desafiar abiertamente al rey.
En 1375 murió la reina Leonor de Sicilia, tercera esposa de Pedro el Ceremonioso.
En su testamento muestra su preferencia y el profundo afecto que sentía por su hijo Martín, nombrándole heredero universal de sus derechos y propiedades en Aragón y en Sicilia.
Federico III de Sicilia de su matrimonio con la infanta Constanza, hija de Pedro IV, sólodejaba una hija: María. La nombró heredera del reino de Sicilia y de los ducados de Atenas y Neopatria. En última instancia el trono correspondería a los hijos de su hermana Leonor, Juan y Martín.
Martín como heredero de los derechos de su madre, dirigió las expediciones militares (1378-1384) destinadas a garantizar que María, fuera la sucesora en el trono de la isla.
Finalmente se acordó que sería Martín el Joven, el primogénito del infante Martín y María de Luna el que contraería matrimonio con su prima María, reina de Sicilia.
.En febrero de 1392 Martín el Joven, que a la sazón contaba con unos escasos dieciséis años, partió hacia Sicilia acompañado por su padre y gran número de nobles.
María de Luna, se quedó sola velando por el patrimonio familiar y no volvió a ver a su marido hasta 1397.
Desde su llegada a Sicilia, Martín el Humano y su hijo Martín el Joven, tuvieron que hacer frente a graves problemas de inestabilidad y continuas revueltas. Mientras, María de Luna, sola, se ocupó de ayudar a su marido y sostener a su hijo en el trono siciliano mediante el envío de dinero, hombres armados y una flota de 23 galeras. Esta constante ayuda a su hijo
en Sicilia dejó exhausto el patrimonio familiar y tuvo que vender e hipotecar muchas de sus posesiones.
“…para sostenerlo y socorrerlo, vendió cuanto tenía y le envió grandes fuerzas de hombres armados y mucho dinero, quedándose ella detrás y, para su posición, viviendo con gran pobreza y estrecheces”, cuenta el secretario real Bernat Metge.
Esperó a su marido sola, como una Penélope de su tiempo…quizá oyó rumores de que su Ulises se había topado con una Calipso, una dama siciliana, Constanza de Aragón, a quien había tomado como amante…
(*)Ver el post “Los amores de doña Brianda de Luna”
https://www.facebook.com/groups/237952203050445/permalink/454633971382266/
Imagen: Dibujos de sellos de reinas de Aragón, originales de Francisco Javier de Garma, archivero (+ 1783). Corresponden a Sancha de Castilla, Leonor de Sicilia, Yolanda de Bar, María de Luna y María de Castilla. Col. Manuscritos, Miscelánea, núm. 254, fol. 56r.
(Continuará)

Tomado de aquí:


https://www.facebook.com/groups/237952203050445/644507772394884/?notif_t=group_activity&notif_id=1479830524504052

1 comentario:

  1. Mariano, es muy interesante este embrión de novela. Tiene que llegar a ser. Merece la pena que le des un empujón. Yo sería una de tus primeras lectoras.

    Mientras tanto, disfrutaré de los materiales que vas recopilando.

    Un abrazo.

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