martes, 22 de noviembre de 2016

DOÑA BRIANDA DE LUNA... (I)

LOS AMORES DE DOÑA BRIANDA DE LUNA
Siempre me he preguntado cómo es posible que el caso de doña Brianda haya pasado a la Historia, siendo tan cotidiano, con la cantidad de maridos ultrajados, ridiculizados y con sus capacidades en entredicho… que hay, hubo y habrá.
En el reino de Aragon las estructuras feudales arraigaron con fuerza y profundidad, las transformaciones sociales que dieron lugar a las clases medias llegaron con lentitud y retraso respecto a la Europa cristiana e incluso respecto a la cercana Cataluña.
La actitud de la aristocracia era de mente cerrada, clasista y basada en el sentido del linaje y el parentesco de las grandes familias que habían conseguido los primeros puestos junto a la monarquía haciendo méritos en la “reconquista”. La clase feudal aragonesa conservó unos ritos o hábitos, unos comportamientos sociales inherentes a su propia existencia. Las cuestiones territoriales o familiares se dirimían mediante el enfrentamiento de los linajes.
Y el de doña Brianda de Luna es un episodio típico de dicho comportamiento social y cultural que encierra la pervivencia del "mito" de la aristocracia de sangre y de los "ritos" propios del linaje y el parentesco.
Los amores de doña Brianda de Luna provocaron una auténtica guerra feudal entre dos de las familias más encumbradas del reino: la de don Lope Ximénez de Urrea, su cónyuge legítimo, y la de don Luis Cornel, señor de Alfajarín, con quien huyó para convivir maritalmente.
No fue un asunto menor.
Los personajes:
• Doña Brianda de Luna, joven de 17 años, hermana de doña María de Luna esposa del infante Martín.
• Don Lope Ximénez de Urrea, el esposo de doña Brianda.
• Don Luis Cornel, señor de Alfajarín, perteneciente al linaje de los Corneles, uno de los más antiguos de Aragón y marido codiciable para cualquier dama noble. 20 años mayor que doña Brianda.
El drama:
En 1378, doña Brianda de Luna abandona a su marido Lope Ximénez de Urrea produciéndose “gran división y discordia entre los ricoshombres destos reinos y poniendo toda la tierra en armas sin hallar remedio a la concordia”, dice Zurita.
La susodicha doña Brianda, tras estar unida en matrimonio durante cuatro años con don Lope Ximénez de Urrea, le abandona con la excusa de que “en el tiempo que hicieron vida juntos siempre fue doncella como antes que se velase con don Lope”. (Si esto fue así…la mujer tenía sus razones y además se había enamorado perdidamente de don Luis Cornel).
La impotencia es una de las pocas causas que permiten anular un matrimonio, eso doña Brianda lo sabe.
La excusa no cuela, pocos contemporáneos le dan crédito. Se considera un adulterio inadmisible.
Ante tamaña afrenta a don Lope y a toda su estirpe, proviniendo además de sus enemigos los Luna y habiéndose concertado este matrimonio para limar asperezas entre los Luna y los Ximénez de Urrea… don Lope recurre al arzobispo.
La afrenta es gravísima porque don Lope pierde a su esposa y con ella los derechos sobre su suculenta dote y sus relaciones familiares, que no es poca cosa, ya que doña Brianda pertenece a una familia muy poderosa.
Se inicia la causa por este motivo y se encomienda, por medio del arzobispo de Zaragoza y tío del marido ultrajado, a los abades de Veruela y Montearagón.
Los abades pronuncian una sentencia a comienzos de 1379 en favor de la restitución de doña Brianda a su legítimo consorte, dueño y señor.
Entre tanto doña Brianda, sin esperar el resultado definitivo de la sentencia y alegando su deseo de tener hijos contrae matrimonio “por palabras de presente” con don Luis Cornel, y nace de dicha unión un hijo antes de que la causa se haya resuelto. Eran además doña Brianda y don Luis parientes en cuarto grado. Ante la Iglesia ya es bígama, adúltera y ha incurrido en un matrimonio incestuoso, qué mujer…
La que se armó: los ricoshombres de Aragón se levantaron en armas unos contra otros.
¡Tres familias representantes de tres linajes involucradas en una guerra feudal a causa de un adulterio y separación matrimonial que atacaban directamente a uno de los pilares más sólidos del "mito" feudal…!
Los nobles de Aragón se ven como iguales al rey, a quien consideran como “primus inter pares”, por eso no reconocen un derecho regio a mediar en sus disputas, sino que las resuelven entre ellos mediante el enfrentamiento armado.
Se desencadena de inmediato el "rito" del enfrentamiento entre los linajes, se arrasan y talan las tierras de don Luis Cornel por parte del agraviado. Cornel responde del mismo modo.
En 1381 se produce una grave alteración del orden. Don Luis Cornel, refugiado en su castillo de Alfajarín, recibe ayuda de sus familiares, no sólo de Aragón sino también los venidos de Cataluña y Valencia, y tiene que intervenir el rey que a la sazón se halla reunido en Cortes en Zaragoza.
Estas Cortes acuerdan dar facultad al monarca para poner tregua y pacificar el reino.
D. Luis Cornel que no se aviene a la tregua impuesta por Pedro IV es citado a comparecer ante el monarca.
Se le amenaza con invadir los lugares de su señorío con tropas reales, confiscarlos y colgar en ellos los pendones del rey.
Finalmente en 1382 acude y acuerda con el rey que doña Brianda quede al cuidado de dos caballeros, (¡…!) uno designado por el monarca y otro por el amante, hasta que la Iglesia determine sobre la nulidad del matrimonio de doña Brianda y don Lope.
Pedro IV promete que si los tribunales eclesiásticos admiten el divorcio, él mismo y la reina harán por solemnizar su unión con doña Brianda de Luna, reparándole los agravios y desafueros cometidos en sus territorios por don Lope Ximénez de Urrea y sus vasallos.
La causa del divorcio duró… ¡ ocho años ! La tensión entre los linajes afectados siguió latente y la convivencia en el reino alterada.
Por fin, en 1391 la sentencia fue favorable a la separación matrimonial de don Lope y doña Brianda, quedando casada ella con don Luis y cesando así las banderías entre las respectivas familias.
La venganza por agravios cometidos a cualquier elemento de un linaje por otro linaje implicaba la ayuda de vasallos y familiares de cada uno de los contendientes, la destrucción de la tierra del causante del agravio y la presentación ante el rey (señor feudal en la cúspide de la pirámide y cabeza de todos los linajes) para pedir justicia o protección mientras los tribunales proseguían la causa y determinaban su resultado.
Fuentes:
E. Sarasa Sánchez
J Zurita (Anales)
Nuria Silleras
Imágenes: Castillo de Alfajarín.
Armas de : A) Brianda de Luna. B) Luis Cornel. C) Lope Ximénez de Urrea.
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