martes, 22 de noviembre de 2016

PERO CORNEL TRANSMITE UN DOCUMENTO:

Pero Cornel Volviendo al tema de Brianda de Luna, cuenta Jaime de Abiego, cronista del XVI del linaje de Urrea esto:

(transcrito directamente del documento)

Pero Cornel [Margen izquierdo: El hecho de doña Brianda de Luna]

Fue casado primero con doña Brianda [de Luna], hija de don Lope

de Luna, señor de Sogorbe y de doña Brianda de Agout su
muger. Fue hermana de la reyna doña Maria de Luna, muger
que fue del rey don Martin, dieronle en dote cienmil
sueldos y fue este casamiento hecho en el año mil trecientos
setenta y dos. Estubieron por tiempo de quatro años /o/ mas
que nunca pudo tener accesso a ella, y como estubo durase
mucho y no podia hallarse remedio porque dezian estaba
maleficiadas, tratose de diborcio en el año mil trecientos
setenta y seys, y entre tanto que se declarase fue por secresto
recogida la dama en casa del rey don Joan en compañia
de la reyna su muger, entonces aun principes de donde
don Luis Cornel, señor de Alfayarin, y de otras varonias
que era su pariente en quarto grado de consanguinidad
Pero Cornel [f. 44r]

la saco llebandola en Françia, se caso con ella como se dira ade-

lante. Tenia deudo, este don Luis Cornel con esta casa de Luna.
Su madre era doña Beatriz de Cardona, hija de don Remon
de Cardona y de doña Beatriz de Aragon, hija del rey don
Pedro terçero de Aragon, y era tambien primo hermano de
la condesa doña Violante de Arenosa, que estaba casada
con don Alonso, hijo del infante don Pedro marques de
Villena de manera que era muy poderoso y comprendia muc-
ho y el por su persona muy valeroso y poderoso en estos reynos.
Y el rey le faboresia don Lope visto lo que don Luis Cornel
habia hecho, començo de persegirle y le hizo tantos daños
en quemalle y destruille sus lugares y otras cossas suyas de
manera que, en el reyno habia grandes trabajos y desasosie-
gos y que, se esperaban maiores. Procuro el rey poner remedio
y asiento de paz y no pudo tomose por medio que estas diffe-
rencias se comprometiessen en poder del rey don Martin, en
tonces infante y casado con doña Maria de Luna, hermana
de la dicha doña Brianda. Habiendo ya siete años que esto
duraba, mas antes defirmar el compromis, [el] rey don Mar-
tin dio un cartel al arcobispo don Lope, tio del dicho don
Lope, scrito y firmado de su mano en pargamino sellado
eon su sello deste tenor.

Nos infant don Martin prometen en nostra bona
ffe a vos Reberent pare mossen don Lope de Luna Archebis-
be de saragossa e, fen agrament sobre les quatre evan
gelis que no procehiren ni difinirem cossa Alguna fue
vostra voluntad e, expres consentiment en la questio e,
contrast que es entre vos e, lo noble don Lope Ximenez
de Urrea vostre nebot de una part e, lo noble don Luis Cor-
nel de la part altra de la qual questio e, contrast per les
dites parts se (decofermar?) e, fer copromes en poder nostre
exceptat que duran lo temps del compromes (espuxca?)
Pero Cornel [f. 44v]

metre e, posar (tieua?) (o?) treves una, e moltes e, ay tantes

vegades con anos sera vist e, puxcan encara porrogarlo
temps del dit compromes ay tanes veus e, pera quel temps
que a nos plaura segons que en aquel sera contengut e,
silo contrario faien com que per res no entenen a fer que
no valga ni triga Anssia nullo cas e, van, e lo dit compromes
en alguna cosa no contrastant colem empero (eretemir?)
e, ab ay tal condisio fem lo present Albara que com la
dita questio sia per nos determinada (o?) lo det sera rom
put que la present cedula aya de ser a nos restituyda
e, tornada sens mostrarla a nengu en testimoni de veri
tat fem vos lo present Albara scrit de nostra ma saielat
ab lo nostre saiel en la ciutat de sogorbe a XXIIIº dias
de junio en lanno de nostre señor M. CCC. LXXXI.

No he hallado habiese, el infante, hecho pronunciaçion
en este hecho, ni que el compromiso fuesse firmado ni creo
hubiesse effecto, ni asiento el negocio por esta via porque
passo adelante el negocio hallase que el papa Clemente
septimo, que estaba en Aviñonpor la scisma que era obedesci
do en España, nombro commissarios que fueron el abbad
de Montearagon y el de Veruela, los quales declararon contra
doña Brianda en el año mil trecientos setenta y nuebe, y por
appellarse ella fue descomulgada y despachadas letras inti
matorias a dos de mayo deste año mil trecientos setenta y
nuebe. Y dellas se bolbio appellar doña Brianda y fue cometi-
da otra vez la causa a don Pedro de Luna cardenal de
Aragon, que despues fue Benedito trezeno, y el subdelegado
al arcobispo de Caragoça don Garçia de Heredia y a Joan
de Hobirats obrero de la Seo de Caragoça. Por esto digo no
tubo effecto el compromis que don Lope no dexo siempre
perseguir a don Luis Cornel y a doña Brianda, que le destruio
y quemo todas sus tierras, y hoy dia en Alfayarin ay memo
ria dello donde ay un varrio de muchas casas quemadas
Pero Cornel [f. 45r]

y les dizen las quemadas de Urrea. Tenia don Lope muchos ami-

gos, era sobrino del arçobispo don Lope y el don Blasco de Ala-
gon, tan deudos como se vehe que los aguelos de entrambos
fueron hermanos, y el por su persona de mucho valor tenia
esta quistion todo el reyno confuso y discordes todos, y ha
bia grandes turbaciones queriendolo el rey quietar
mando que, dentro ciertos dias compareciesen las partes
ante el, y no estubiese en el reyno fuessen ante el goberna-
dor que de otra manera procehiria contra ellos. Don Lope
parecio y no don Luis Cornel, mando el rey al gobernador
que era don Jordan Perez de Urries si don Luis venia lo
arrestase en Sariñena /o/ Balbastro /o/ en otro lugar conbi-
niente conque no fuesse Caragoça, y si quisiese pasar ante
el rey le dexase hir seguro, y no compareciendo al dia
asignado le occupase todos suslugares y pusiese en ellos
los pendones reales. No quiso don Luis compareçer al ter-
mino fuele tomada la hazienda, visto esto don Luis y lo que
don Lope le perseguia, fue a Valençia donde el rey estaba
con el seguro del gobernador y trato con el rey y la reyna
que doña Brianda se pusiese en poder de dos caballeros,
el uno por los reyes, el otro por don Luis en cuyo poder
estubiese hasta declarado el diborcio, y prometio el rey
a don Luis que, declarado consentiria se casasen doña
Brianda y que no la apremiaria a hazer otro matrimonio,
y assi lo prometio ella tambien al rey, y el rey hizo
promesa a don Luis de hazerle satisfaction de sus daños
pues lo pidiese por justicia, y don Luis dexo en poder
del rey y de la reyna lo que tocaba a la paz y de entre
el y don Lope y sus amigos y valederos. Fue esto tratado
en Valencia por el mes de março de mil trecientos ochen
ta y dos por esto, y aunque se puso tregua digo no tubo
effecto el compromis del infante don Martin, y aunque
Pero Cornel [f. 45v]

se puso tregua siempre las partes estubieron en vandos, y

la causa matrimonial se dilato muchos dias. Y en este medio
murio el arçobispo don Lope en el año mil trecientos ochen
ta y tres, declarose el diborcio por los dichos commissarios
y que cada uno dellos se pudiese casar con quien quisiese
a veynte y uno de octubre mil trecientos nobenta y uno, notifico
Remon de Balinest notario de Caragoça. Fue tanto lo que don Lope
persiguio a don Luis y doña Brianda, aunque era muerto
el arçobispo su tio que los costrinnio, a que mediante
carta publica hecha a tres de octubre del dicho año mil
trecientos nobenta y uno, antes de ser pronunçiado el dibor
çio se obligaron que, durante tiempo de quinze años no
estarian en lugar alguno donde el rey y la reyna /o/
don Lope estubiesen, y si acaso ellos estubiesen en algun lu
gar donde el rey y la reyna o/ don Lope llegassen de
ciertas horas despues de ser notoria la tal llegada se hubie
sen de hir de alli a pena de quinze mil florines, obligando
se ellos y los vasallos de don Luis a pagar la pena. Y por la
corte el justicia de Aragon fueron condempnados a veynte
y uno de octubre mil trecientos nobenta y uno por Jayme
Vicente, notario de Caragoça. Y con este asiento vinieron
don Luis y doña Brianda en Aragon y se casaron como con
el rey lo tenian concertado. Y don Lope se caso con la dicha
doña Sancha Perez en quien hubo los tres hijos que dixe.
Murio a veynte y ocho de octubre mil quatrocientos y dos.
Dexo en su testamento de gracia speçial a don Ximen
de Urrea, su hijo segundo y primero vizconde de Viota,
diez mil florines asegurados sobre Rueda, por los quales,
y por lo que montaron los fructos de Rueda del tiempo
que se dilato la paga, le hizo su hermano don Pedro ven-
dicion de la villa de Sestrica con carta de gracia a veynte
y seys de abril mil quatrocientos y quinze por Anthon
de Torralba, notario de Paracuellos de la Ribera y tomo
Pero Cornel [f. 46r]
la possession della a quinze de deziembre del dicho año,
y la tubieron el y su hijo hasta que la cobro el conde, mi señor,

con Viota y El Vaio como esta dicho.

TOMADO DE AQUÍ:
https://www.facebook.com/groups/237952203050445/permalink/454633971382266/

DOÑA BRIANDA DE LUNA... (I)

LOS AMORES DE DOÑA BRIANDA DE LUNA
Siempre me he preguntado cómo es posible que el caso de doña Brianda haya pasado a la Historia, siendo tan cotidiano, con la cantidad de maridos ultrajados, ridiculizados y con sus capacidades en entredicho… que hay, hubo y habrá.
En el reino de Aragon las estructuras feudales arraigaron con fuerza y profundidad, las transformaciones sociales que dieron lugar a las clases medias llegaron con lentitud y retraso respecto a la Europa cristiana e incluso respecto a la cercana Cataluña.
La actitud de la aristocracia era de mente cerrada, clasista y basada en el sentido del linaje y el parentesco de las grandes familias que habían conseguido los primeros puestos junto a la monarquía haciendo méritos en la “reconquista”. La clase feudal aragonesa conservó unos ritos o hábitos, unos comportamientos sociales inherentes a su propia existencia. Las cuestiones territoriales o familiares se dirimían mediante el enfrentamiento de los linajes.
Y el de doña Brianda de Luna es un episodio típico de dicho comportamiento social y cultural que encierra la pervivencia del "mito" de la aristocracia de sangre y de los "ritos" propios del linaje y el parentesco.
Los amores de doña Brianda de Luna provocaron una auténtica guerra feudal entre dos de las familias más encumbradas del reino: la de don Lope Ximénez de Urrea, su cónyuge legítimo, y la de don Luis Cornel, señor de Alfajarín, con quien huyó para convivir maritalmente.
No fue un asunto menor.
Los personajes:
• Doña Brianda de Luna, joven de 17 años, hermana de doña María de Luna esposa del infante Martín.
• Don Lope Ximénez de Urrea, el esposo de doña Brianda.
• Don Luis Cornel, señor de Alfajarín, perteneciente al linaje de los Corneles, uno de los más antiguos de Aragón y marido codiciable para cualquier dama noble. 20 años mayor que doña Brianda.
El drama:
En 1378, doña Brianda de Luna abandona a su marido Lope Ximénez de Urrea produciéndose “gran división y discordia entre los ricoshombres destos reinos y poniendo toda la tierra en armas sin hallar remedio a la concordia”, dice Zurita.
La susodicha doña Brianda, tras estar unida en matrimonio durante cuatro años con don Lope Ximénez de Urrea, le abandona con la excusa de que “en el tiempo que hicieron vida juntos siempre fue doncella como antes que se velase con don Lope”. (Si esto fue así…la mujer tenía sus razones y además se había enamorado perdidamente de don Luis Cornel).
La impotencia es una de las pocas causas que permiten anular un matrimonio, eso doña Brianda lo sabe.
La excusa no cuela, pocos contemporáneos le dan crédito. Se considera un adulterio inadmisible.
Ante tamaña afrenta a don Lope y a toda su estirpe, proviniendo además de sus enemigos los Luna y habiéndose concertado este matrimonio para limar asperezas entre los Luna y los Ximénez de Urrea… don Lope recurre al arzobispo.
La afrenta es gravísima porque don Lope pierde a su esposa y con ella los derechos sobre su suculenta dote y sus relaciones familiares, que no es poca cosa, ya que doña Brianda pertenece a una familia muy poderosa.
Se inicia la causa por este motivo y se encomienda, por medio del arzobispo de Zaragoza y tío del marido ultrajado, a los abades de Veruela y Montearagón.
Los abades pronuncian una sentencia a comienzos de 1379 en favor de la restitución de doña Brianda a su legítimo consorte, dueño y señor.
Entre tanto doña Brianda, sin esperar el resultado definitivo de la sentencia y alegando su deseo de tener hijos contrae matrimonio “por palabras de presente” con don Luis Cornel, y nace de dicha unión un hijo antes de que la causa se haya resuelto. Eran además doña Brianda y don Luis parientes en cuarto grado. Ante la Iglesia ya es bígama, adúltera y ha incurrido en un matrimonio incestuoso, qué mujer…
La que se armó: los ricoshombres de Aragón se levantaron en armas unos contra otros.
¡Tres familias representantes de tres linajes involucradas en una guerra feudal a causa de un adulterio y separación matrimonial que atacaban directamente a uno de los pilares más sólidos del "mito" feudal…!
Los nobles de Aragón se ven como iguales al rey, a quien consideran como “primus inter pares”, por eso no reconocen un derecho regio a mediar en sus disputas, sino que las resuelven entre ellos mediante el enfrentamiento armado.
Se desencadena de inmediato el "rito" del enfrentamiento entre los linajes, se arrasan y talan las tierras de don Luis Cornel por parte del agraviado. Cornel responde del mismo modo.
En 1381 se produce una grave alteración del orden. Don Luis Cornel, refugiado en su castillo de Alfajarín, recibe ayuda de sus familiares, no sólo de Aragón sino también los venidos de Cataluña y Valencia, y tiene que intervenir el rey que a la sazón se halla reunido en Cortes en Zaragoza.
Estas Cortes acuerdan dar facultad al monarca para poner tregua y pacificar el reino.
D. Luis Cornel que no se aviene a la tregua impuesta por Pedro IV es citado a comparecer ante el monarca.
Se le amenaza con invadir los lugares de su señorío con tropas reales, confiscarlos y colgar en ellos los pendones del rey.
Finalmente en 1382 acude y acuerda con el rey que doña Brianda quede al cuidado de dos caballeros, (¡…!) uno designado por el monarca y otro por el amante, hasta que la Iglesia determine sobre la nulidad del matrimonio de doña Brianda y don Lope.
Pedro IV promete que si los tribunales eclesiásticos admiten el divorcio, él mismo y la reina harán por solemnizar su unión con doña Brianda de Luna, reparándole los agravios y desafueros cometidos en sus territorios por don Lope Ximénez de Urrea y sus vasallos.
La causa del divorcio duró… ¡ ocho años ! La tensión entre los linajes afectados siguió latente y la convivencia en el reino alterada.
Por fin, en 1391 la sentencia fue favorable a la separación matrimonial de don Lope y doña Brianda, quedando casada ella con don Luis y cesando así las banderías entre las respectivas familias.
La venganza por agravios cometidos a cualquier elemento de un linaje por otro linaje implicaba la ayuda de vasallos y familiares de cada uno de los contendientes, la destrucción de la tierra del causante del agravio y la presentación ante el rey (señor feudal en la cúspide de la pirámide y cabeza de todos los linajes) para pedir justicia o protección mientras los tribunales proseguían la causa y determinaban su resultado.
Fuentes:
E. Sarasa Sánchez
J Zurita (Anales)
Nuria Silleras
Imágenes: Castillo de Alfajarín.
Armas de : A) Brianda de Luna. B) Luis Cornel. C) Lope Ximénez de Urrea.
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MARÍA DE LUNA, HERMANA DE BRIANDA DE LUNA...



MARÍA DE LUNA (1358-1406) (I)
Carmen Sanchez Gonzalo

REINA CONSORTE DE ARAGÓN
María de Luna pertenecía a un escogido linaje, una de las ocho casas más importantes del reino, y fue la única reina consorte aragonesa que tuvo Aragón.
Nacida, con toda probabilidad, en Pedrola en 1358, era la primogénita y heredera del conde Lope de Luna, señor de Segorbe, y de Brianda de Agout, hija del gran senescal de Provenza.
Si los Luna eran un linaje indiscutible en Aragón, la familia materna, los Agout eran una destacada familia de Provenza que reclamaba la titularidad del desaparecido Imperio Latino de Constantinopla.
Lope de Luna emparentó con la familia real al casarse en primeras nupcias con Violante, hija de Jaime II de Aragón. Después de la batalla de Épila, el rey Pedro IV concedió a Lope de Luna el título condal. Esta categoría nobiliaria no la había recibido nadie hasta entonces en Aragón fuera del rey.
Estas circunstancias convirtieron a María en cabeza de uno de los patrimonios señoriales más destacados de los reinos de la Península Ibérica.
Su alcurnia y patrimonio además de la estrecha relación del rey con Lope de Luna hizo que éste la escogiera como esposa de su segundo hijo.
Por otra parte, Lope de Luna en un minucioso y prolijo testamento dispuso que su heredera debía casarse con un rey o hijo de rey. El testamento manifiesta la gran importancia que don Lope concede a la estirpe. Establece también la condición de que doña Brianda d’Agout permanezca casta durante su viudez y no se case de nuevo (¡…!)
El rey Ceremonioso quería una noble y rica heredera para su hijo.
Su primer intento, en 1360, fue concertarle un matrimonio con Juana de Xérica, tercera hija de Pedro de Xérica. Sin embargo, el acuerdo quedó invalidado porque, al parecer, el astuto monarca reconsideró sus opciones y acabó maquinando la forma de reclamar el señorío de Xérica para si mismo.
Como había anticipado el conde en su testamento, doña María atrajo la atención de Pedro el Ceremonioso y un año después la novia elegida para el infante era ella. De este modo, el rey recompensaba la fidelidad de Lope de Luna y de los suyos en el todavía reciente conflicto de la Unión y comprometía a su hijo con la más noble, rica y prestigiosa estirpe de Aragón, lo que incrementaba su capacidad para enfrentarse a la problemática nobleza aragonesa.
Muerto el padre, es la madre de María la que aparece concertando el acuerdo matrimonial con el rey y la reina. Los soberanos acordaron con Brianda d´Agout que cuando la condesa María cumpliese ocho años sería entregada a la reina Leonor de Sicilia, para que fuese educada en la corte, en espera de celebrar su matrimonio a la edad de catorce años.
Se adjudican a la pareja las propiedades de Elche y Crevillente en Valencia y Pertusa, Berbegal, Bolea y Biel en Aragón. La condesa María recibiría las rentas de Berbegal, Bolea y Pertusa, de acuerdo con la costumbre aragonesa de hacer un regalo de bodas a la novia.
Tan seguro estaba el rey de la conveniencia de esta unión familiar que incluso se estipulaba que, si María moría antes del matrimonio, el infante se casaría con la hermana menor, Brianda. En ese caso Brianda heredaría el título y no podía comprometerse hasta ver casada a su hermana. Si el infante Martín moría antes del matrimonio, María sería comprometida con una persona apropiada del círculo real.
En el ambiente cortesano de la tercera esposa del rey Ceremonioso, la joven condesa creció junto a su futuro esposo, el infante Martín, adquiriendo ambos una formación intelectual acorde con su rango.
Según la costumbre de la época una buena esposa debía ser religiosa, piadosa, sumisa, casta, con buenos modales y dedicada a la administración de la casa y cuidado de los hijos. María cumplió todos los requisitos.
Hablaba aragonés, catalán, latín y algo de castellano. Sentía un gran interés por las lecturas piadosas y una gran afición musical. Las damas aprendían también a jugar al ajedrez y otros juegos elegantes, a montar a caballo y practicar el bordado, el canto y la danza. María fue también experta en tareas administrativas, tan necesarias para gestionar personalmente sus estados.
Contrajo matrimonio con el infante en Barcelona, el día 13 de Junio de 1372. Ambos se conocían muy bien, se habían educado juntos.
Bruniquer recogió en sus Rubriques el itinerario de la novia, que salió del palacio real y recorrió las calles de Apotecarios, Regomir, Ancha, y del Mar hasta su destino, la catedral de Barcelona. Pedro el Ceremonioso no olvidó comentar este episodio familiar en su Crònica. Veinticuatro años separan la celebración del matrimonio de María y Martín de su ascenso al trono de Aragón en 1396.
Juan I, a la muerte de Pedro IV, concedió a su hermano menor el título de duque de Montblanc, cediéndole en 1380 el reino de Sicilia.
En los primeros años de matrimonio Martín y María tuvieron cuatro hijos: Martín, Jaime, Juan y Margarita. Sólo sobrevivió el primogénito, Martín el Joven.
Vivieron alejados de la corte durante los años en que la presencia de Sibila de Fortiá les hizo la vida difícil.
La vida en común durante estos primeros años se caracterizó por una relación personal de fraternal afecto, un trato siempre cordial, respetuoso y confiado. No parece que el infante Martín amara a su mujer con pasión. Ni tampoco a otras mujeres, solamente se le conoció una amante en los años en que estuvo separado de su esposa. Esta falta de ardor conyugal sería decisiva en su futuro.
La guerra feudal que desencadenó Brianda de Luna, hermana menor de María, fue un episodio típico del mundo en que se movía la alta nobleza, a la que Pedro IV conocía muy bien. Tuvo que advertir a su nuera que no interviniera en el asunto. Y es más: advirtió a María y Martín que si querían su colaboración en el enredo de Brianda de Luna debían estar dispuestos a rendir público homenaje a la nueva reina Sibila de Fortiá.
Frente a esto, María de Luna se tragó su orgullo y el 30 de enero de 1381, ella y su madre ocuparon puestos de honor en el desfile de coronación de doña Sibila en Zaragoza. A lo largo de este episodio (*), María hizo todo lo posible para apoyar a su hermana, sin desafiar abiertamente al rey.
En 1375 murió la reina Leonor de Sicilia, tercera esposa de Pedro el Ceremonioso.
En su testamento muestra su preferencia y el profundo afecto que sentía por su hijo Martín, nombrándole heredero universal de sus derechos y propiedades en Aragón y en Sicilia.
Federico III de Sicilia de su matrimonio con la infanta Constanza, hija de Pedro IV, sólodejaba una hija: María. La nombró heredera del reino de Sicilia y de los ducados de Atenas y Neopatria. En última instancia el trono correspondería a los hijos de su hermana Leonor, Juan y Martín.
Martín como heredero de los derechos de su madre, dirigió las expediciones militares (1378-1384) destinadas a garantizar que María, fuera la sucesora en el trono de la isla.
Finalmente se acordó que sería Martín el Joven, el primogénito del infante Martín y María de Luna el que contraería matrimonio con su prima María, reina de Sicilia.
.En febrero de 1392 Martín el Joven, que a la sazón contaba con unos escasos dieciséis años, partió hacia Sicilia acompañado por su padre y gran número de nobles.
María de Luna, se quedó sola velando por el patrimonio familiar y no volvió a ver a su marido hasta 1397.
Desde su llegada a Sicilia, Martín el Humano y su hijo Martín el Joven, tuvieron que hacer frente a graves problemas de inestabilidad y continuas revueltas. Mientras, María de Luna, sola, se ocupó de ayudar a su marido y sostener a su hijo en el trono siciliano mediante el envío de dinero, hombres armados y una flota de 23 galeras. Esta constante ayuda a su hijo
en Sicilia dejó exhausto el patrimonio familiar y tuvo que vender e hipotecar muchas de sus posesiones.
“…para sostenerlo y socorrerlo, vendió cuanto tenía y le envió grandes fuerzas de hombres armados y mucho dinero, quedándose ella detrás y, para su posición, viviendo con gran pobreza y estrecheces”, cuenta el secretario real Bernat Metge.
Esperó a su marido sola, como una Penélope de su tiempo…quizá oyó rumores de que su Ulises se había topado con una Calipso, una dama siciliana, Constanza de Aragón, a quien había tomado como amante…
(*)Ver el post “Los amores de doña Brianda de Luna”
https://www.facebook.com/groups/237952203050445/permalink/454633971382266/
Imagen: Dibujos de sellos de reinas de Aragón, originales de Francisco Javier de Garma, archivero (+ 1783). Corresponden a Sancha de Castilla, Leonor de Sicilia, Yolanda de Bar, María de Luna y María de Castilla. Col. Manuscritos, Miscelánea, núm. 254, fol. 56r.
(Continuará)

Tomado de aquí:


https://www.facebook.com/groups/237952203050445/644507772394884/?notif_t=group_activity&notif_id=1479830524504052